Hablar en un articulo de Fernando Savater siempre es difícil, sobre todo porque es un escritor querido por muchos y tan criticado por otros, por lo que resulta difícil mantener un término medio hacia su persona.
Es innegable que la familia es el primer agente socializador del individuo o neófito como nos lo nombra el escritor, término que me parece mal utilizado en este contexto. De hecho hay que dar gracias a esta institución por ser la primera en impregnar valores al sujeto que permiten la persistencia de la cultura del país. Sé que utilizando el término “cultura” me meto de lleno en un debate difícil de consensuar ya que aunque los valores tradicionales son necesarios en cierto modo, hay que saber combinarlos con los emergentes y esto es una ardua tarea para los padres.
De todos modos no puedo criticar con dureza dicha tarea ya que desde mi humildad aun no soy padre, aunque espero serlo, y un hecho que resulta realmente relevante es que con mi edad mis progenitores ya estaban esperando un hijo. Simplemente esto nos demuestra que los tiempos dan un giro y que por mucho que nos pese, no todo el mundo sabe adaptarse a cambios tan vertiginosos en poco menos de veinte o treinta años.
Analizando este hecho desde un punto educativo lo cierto es que nadie enseña a ser padres y aun poseyendo instituciones que lo hacen estas son desconocidas por completo por gran parte de la sociedad. De este modo cuando Savater nos dice que desde la infancia lo que más se desea no es ser amado sino el miedo a dejar de ser amado, yo pienso que en realidad quizás no sea el niño el que contiene más desconfianza por la pérdida del amor de sus padres, sino que son estos los que tienen mayor cuidado por no realizar ninguna acción que permita que sus hijos les dejen de querer.
Esta cuestión, junto con querer dar a los hijos todo lo que no tuvieron en su infancia, son el gran lastre de la educación actual. Y de este modo esto debe ser el gran eje motivador tanto para mí como un futuro educador como para la acción tutorial en general. Certificar las relaciones entre familia y escuela aunque sea una tarea costosa es un gran punto a favor y casi determinante para asegurar que los índices de fracaso escolar disminuyan. Pero para conseguir esto sobre todo, debemos hablar de forma positiva de lo que se está haciendo en el sistema educativo español en la actualidad y a la espera de un futuro pacto que ya parece estar adelantándose en Extremadura con la LEEX. Este es un dato interesante a seguir ya que bajo mi punto de vista el alarmismo negativista no sirve más que para crear más fracaso, y sobre todo si hablamos de educación. Lo positivo es lo motivador y para eso estamos aquí la nueva cantera de educadores del país, ya que la mejor forma de predecir el futuro es creándolo.
Es innegable que la familia es el primer agente socializador del individuo o neófito como nos lo nombra el escritor, término que me parece mal utilizado en este contexto. De hecho hay que dar gracias a esta institución por ser la primera en impregnar valores al sujeto que permiten la persistencia de la cultura del país. Sé que utilizando el término “cultura” me meto de lleno en un debate difícil de consensuar ya que aunque los valores tradicionales son necesarios en cierto modo, hay que saber combinarlos con los emergentes y esto es una ardua tarea para los padres.
De todos modos no puedo criticar con dureza dicha tarea ya que desde mi humildad aun no soy padre, aunque espero serlo, y un hecho que resulta realmente relevante es que con mi edad mis progenitores ya estaban esperando un hijo. Simplemente esto nos demuestra que los tiempos dan un giro y que por mucho que nos pese, no todo el mundo sabe adaptarse a cambios tan vertiginosos en poco menos de veinte o treinta años.
Analizando este hecho desde un punto educativo lo cierto es que nadie enseña a ser padres y aun poseyendo instituciones que lo hacen estas son desconocidas por completo por gran parte de la sociedad. De este modo cuando Savater nos dice que desde la infancia lo que más se desea no es ser amado sino el miedo a dejar de ser amado, yo pienso que en realidad quizás no sea el niño el que contiene más desconfianza por la pérdida del amor de sus padres, sino que son estos los que tienen mayor cuidado por no realizar ninguna acción que permita que sus hijos les dejen de querer.
Esta cuestión, junto con querer dar a los hijos todo lo que no tuvieron en su infancia, son el gran lastre de la educación actual. Y de este modo esto debe ser el gran eje motivador tanto para mí como un futuro educador como para la acción tutorial en general. Certificar las relaciones entre familia y escuela aunque sea una tarea costosa es un gran punto a favor y casi determinante para asegurar que los índices de fracaso escolar disminuyan. Pero para conseguir esto sobre todo, debemos hablar de forma positiva de lo que se está haciendo en el sistema educativo español en la actualidad y a la espera de un futuro pacto que ya parece estar adelantándose en Extremadura con la LEEX. Este es un dato interesante a seguir ya que bajo mi punto de vista el alarmismo negativista no sirve más que para crear más fracaso, y sobre todo si hablamos de educación. Lo positivo es lo motivador y para eso estamos aquí la nueva cantera de educadores del país, ya que la mejor forma de predecir el futuro es creándolo.