Froilán y la teoría del etiquetado

Mucho se esta hablando en los últimos días de la mala fama de Felipe Juan Froilán. El famoso incidente con la escopeta y el disparo en el pie, así como algún exabrupto del chico con la prensa (por no mencionar el ya célebre incidente con un pincho moruno) han hecho que al nieto de los Reyes, de 15 años, se le etiquete como un adolescente indisciplinado e impaciente. 

Ahora mi pregunta es, ¿quien con su edad no tiene en cierto modo esa característica "rebeldía" propia de la adolescencia?. Con este artículo quiero remover conciencias y demostrar que el caso de Froilán nos debería servir en educación como un claro ejemplo de que no se debe etiquetar a las personas, dándoles siempre una visión de esperanza para ayudarles a darse cuenta de sus errores. Esto es aplicable tanto en las aulas como en la sociedad en general. Porque a veces se gana y otras se aprende. 

Sin intentar entrar en debates monárquicos, no entiendo como es posible que muchos de los que dicen que la Casa Real debería estar más próxima al pueblo, luego critiquen a Froilán porque alguien de la realeza no pueda permitirse repetir dos veces 2º de la ESO.

Flaco favor hacen los que etiquetan a los repetidores como vagos, torpes o incluso delincuentes. Muchas de las personas que en su día repitieron curso hoy día son claros casos de éxito. Detrás de esos casos de éxito estoy seguro que hubo un profesor o familiar que supo decir las palabras correctas en el momento preciso.

El sentido de la educación está en esos pequeños gestos que hacen encender una velita en los interiores de aquellos en los que nadie cree.

1 Comentarios

  1. Creo que la crítica que se hace en relación a ese hecho no busca etiquetar al chico en cuestión como rebelde o indisciplinado, sino una crítica hacia la familia. Personalmente critico que se envíe al chico a un internado en Suíza porque hizo una chiquillada, ¿por qué? Porque, aparte de que es un coste que recae sobre los españoles; la mejor decisión, como esta familia nos está mostrando, no reside en apartarlo de la vida social y familiar, alejándolo de los medios españoles para que en España no nos enteremos de lo que hace. Quizás sea un incomprendido como tantos otros y tan solo necesite una reprimenda de vez en cuando, como a tantos otros.

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