¿Hay algún profesor en la sala?

¿Hay algún profesor en la sala?, el paciente se nos va, España se nos hunde. Cuenta la historia que una vez existió un país en el que abandonar los estudios a los dieciséis años era fácil y se encontraba un empleo poco cualificado nada más salir por la puerta del colegio. ¿Leyenda o realidad?

Hasta el sol de hoy, con los cinco millones de parados, casi un millón de ellos no tiene ni los estudios básicos ni plaza vacante en un empleo que le sirva para desarrollar la experiencia que adquirieron en su día muchos españoles. No es un hecho criticable, o sí, pero al fin y al cabo el destino no existe, cada uno elige el rumbo que toma su vida.

Es por eso que la profesionalidad del docente español se encuentra hoy día en un tremendo auge. Aunque exista una necesidad de valoración positiva por parte de la sociedad de la labor del profesor, este no deja de ser importante y más en tiempos de crisis en donde primero se debería invertir es en la educación.

Ahí es donde entronca ampliamente la diferencia entre el empleo por vocación o por interés, hay que estar orgulloso de trabajar por vocación por encima de todo. Los profesionales de la educación superan todo tipo de cambios sociales a los que nos enfrentemos. Por eso, en tiempos de crisis, educación es lo que cuenta

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