El humanismo es un movimiento intelectual, filológico, filosófico y artístico europeo aunque en realidad puede ser considerado como un fenómeno cultural esencialmente educativo. Está estrechamente ligado al Renacimiento cuyo origen se sitúa en el siglo XIV y pretende retomar el antiguo humanismo griego del siglo de oro.
Los humanistas hacen una crítica feroz de los sistemas educativos medievales sobre todo sus rasgos que permiten y en definitiva obligan a un excesivo memorismo, el abandono de la dialéctica, de la investigación y de la inteligencia en sí.
Del término de humanismo podemos sacar otras vertientes que aparecen a la par y casi cohesionadas como son los socialismos utópicos, en el que podemos destacar la “utopía” de Tomás Moro. El socialismo utópico lo que busca a grandes rasgos es el tipo de república ideal y por tanto esto también afecta a la educación. Tomás Moro crea una comunidad ficticia con ideales filosóficos y políticos, entre otros, diferentes a los de las comunidades contemporáneas a su época. Esta creación intelectual es presentada en su obra mediante la narración y descripción. La obra no es propiamente un tratado sobre educación pero es evidente que Tomás Moro muestra una visión de un estado ideal basado en la instrucción de la sociedad, por lo tanto la educación es primordial para conseguir ese Estado ideal.
Al igual que Tomás Moro, hay otro autor que escribe sobre una ciudad ideal, nos referimos a Tomasso Campanella con su obra “La ciudad del sol”. Trata de una sociedad comunista ideal en la que el poder está en manos de hombres sabios y sacerdotes. Con esto podemos ver cuan influyente fue la Iglesia sobre Tommaso Campanella ya que con esta obra contribuyó a desarrollar la ideología progresista y a estimular el progreso social.
Tras los socialismos utópicos cabe analizar los nuevos modelos de gobernante por Maquiavelo y su obra “El Príncipe” y “El cortesano” de Baltasar Castiglione. El primero de ellos inmortalizo en su obra una visión que pretendía ser un manual educativo-político explicado con estrategias y cualidades que debe poner en práctica un príncipe para la conservación del poder. En el caso de El cortesano, se describe el ideal de vida del Renacimiento y se propugna un modelo de caballero que responde a las inquietudes y a la visión del mundo que se tenía en su tiempo. El caballero perfecto debe ser tan experto en las armas como en las letras, saber conversar y tratar con sus semejantes, especialmente con las damas, y tañer algún instrumento musical.
Por otro lado François Rabelais fue uno de los más críticos con la educación de la Edad Media. Se sirvió del humanismo para criticar duramente los sistemas medievales en sus dos libros más famosos, Gargantúa y Pantagruel. A la vez que cómica esta obra se burla despiadadamente de las costumbres educativas de la época como por ejemplo un excesivo memorismo, el abandono de la dialéctica, de la investigación y de la inteligencia en sí.
Por último cabe destacar a Michel de Montaigne que a través de su obra “Ensayos” critica a los maestros por tener la memoria llena y el juicio bastante vacio, a la metodología educativa de la época por no permitir que los alumnos tomen sus propios juicios de valor y a los resultados que según Michel demuestran que tantos estudios memorísticos hacen a los estudiantes necios. A su vez en el mismo libro el autor expone una propuesta pedagógica en la que quiere que el alumno forme el carácter y la personalidad, forme un juicio propio a la vez que se forma física y moralmente.
Los humanistas hacen una crítica feroz de los sistemas educativos medievales sobre todo sus rasgos que permiten y en definitiva obligan a un excesivo memorismo, el abandono de la dialéctica, de la investigación y de la inteligencia en sí.
Del término de humanismo podemos sacar otras vertientes que aparecen a la par y casi cohesionadas como son los socialismos utópicos, en el que podemos destacar la “utopía” de Tomás Moro. El socialismo utópico lo que busca a grandes rasgos es el tipo de república ideal y por tanto esto también afecta a la educación. Tomás Moro crea una comunidad ficticia con ideales filosóficos y políticos, entre otros, diferentes a los de las comunidades contemporáneas a su época. Esta creación intelectual es presentada en su obra mediante la narración y descripción. La obra no es propiamente un tratado sobre educación pero es evidente que Tomás Moro muestra una visión de un estado ideal basado en la instrucción de la sociedad, por lo tanto la educación es primordial para conseguir ese Estado ideal.
Al igual que Tomás Moro, hay otro autor que escribe sobre una ciudad ideal, nos referimos a Tomasso Campanella con su obra “La ciudad del sol”. Trata de una sociedad comunista ideal en la que el poder está en manos de hombres sabios y sacerdotes. Con esto podemos ver cuan influyente fue la Iglesia sobre Tommaso Campanella ya que con esta obra contribuyó a desarrollar la ideología progresista y a estimular el progreso social.
Tras los socialismos utópicos cabe analizar los nuevos modelos de gobernante por Maquiavelo y su obra “El Príncipe” y “El cortesano” de Baltasar Castiglione. El primero de ellos inmortalizo en su obra una visión que pretendía ser un manual educativo-político explicado con estrategias y cualidades que debe poner en práctica un príncipe para la conservación del poder. En el caso de El cortesano, se describe el ideal de vida del Renacimiento y se propugna un modelo de caballero que responde a las inquietudes y a la visión del mundo que se tenía en su tiempo. El caballero perfecto debe ser tan experto en las armas como en las letras, saber conversar y tratar con sus semejantes, especialmente con las damas, y tañer algún instrumento musical.
Por otro lado François Rabelais fue uno de los más críticos con la educación de la Edad Media. Se sirvió del humanismo para criticar duramente los sistemas medievales en sus dos libros más famosos, Gargantúa y Pantagruel. A la vez que cómica esta obra se burla despiadadamente de las costumbres educativas de la época como por ejemplo un excesivo memorismo, el abandono de la dialéctica, de la investigación y de la inteligencia en sí.
Por último cabe destacar a Michel de Montaigne que a través de su obra “Ensayos” critica a los maestros por tener la memoria llena y el juicio bastante vacio, a la metodología educativa de la época por no permitir que los alumnos tomen sus propios juicios de valor y a los resultados que según Michel demuestran que tantos estudios memorísticos hacen a los estudiantes necios. A su vez en el mismo libro el autor expone una propuesta pedagógica en la que quiere que el alumno forme el carácter y la personalidad, forme un juicio propio a la vez que se forma física y moralmente.