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Para demostrarlo, se estudiaron a 280 gemelos idénticos (que comparten el 100% de sus genes) y a 526 parejas de gemelos bivitelinos o distintos (que comparten estadísticamente el 50% de sus genes) en escuelas de primaria de Florida. Registraron sus resultados en Tests de Fluidez de Lectura Oral a principio y final de curso, y los compararon con los de sus compañeros. Y de esta forma pudieron esclarecer qué parte de sus diferencias eran debidas a factores genéticos, cuáles a factores ambientales que los niños compartían, y cuáles a factores ambientales de hermanos en aulas separadas.
Los resultados mostraron sin lugar a dudas que las variaciones en las puntuaciones de los tests debidas a diferencias genéticas eran mayores en clases con buenos maestros. Y, por lo tanto, concluyen los investigadores, que “los genes y el ambiente interactúan de modo que la calidad de la enseñanza es la que impide o permite a los niños alcanzar su potencial natural como lectores”.