No se asusten por el título de este artículo, pero esto es una historia real que me aconteció hace ya algún un tiempo en mis prácticas del 4º curso del Grado en Educación Primaria. Llegó un momento en el que los alumnos jugaban online en la sala de ordenadores del centro educativo a un juego titulado "Kill your teacher" (Asesina a tu profesor). Pero ¿cómo unos alumnos de cuarto curso de primaria llegaron a este punto?
Bien, como os contaba yo me encontraba en un colegio realizando mis últimas practicas como profesor de primaria en la especialidad de inglés, aún así debo decir que termine impartiendo aulas de casi todas las materias. Para ponerles en situación, mi tutor en las practicas era un profesor de más de 60 años, con una trayectoria en la educación que pedía a gritos la jubilación.
En el grupo de clase había unos cinco alumnos que no daban clases de Religión y por lo tanto salían de clase para que el tutor les diese la famosa Educación para la Ciudadanía. Aún así, el tutor aprovechaba esa hora para llevar a los alumnos a la sala de ordenadores y dejarles que jugases a lo que quisieran durante una hora.
Llegados a este punto ya se pueden imaginar como los niños comenzaron a jugar a "Asesina a tu profesor". Alumnos con libertad total ante el uso de Internet sin alguien que les guiase. De hecho, el profesor observaba sin importancia ninguna como aquellos cinco alumnos jugaban a aquellos juegos sangrientos y poco educativos. Para más inri, cuando regresaban a la sala de aula explicaban a sus compañeros como habían estado jugando y divirtiéndose pegándole una paliza a su profesor, con el consiguiente enfado de los demás alumnos que se habían pasado una hora completa escuchando a la profesora de Religión enseñándoles valores basados en la palabra de Dios.
Los que me leen de hace un tiempo saben que mi amor por la educación no podía permitir esto y por lo tanto tenía que buscar una solución que hiciese olvidar a esos niños aquellos juegos violentos. Ya que no podía cambiar que aquellos chicos no fuesen a la sala de ordenadores en horario de Educación para la Ciudadanía, al menos quería que estos aprovechasen ese tiempo en algo más educativo.
A continuación expongo como creo que conseguí que la situación diese una vuelta de tuerca:
1. Creación de un blog de aula
Está fue la primera idea que me vino a la cabeza, pues no sacaba del entorno al que estaban acostumbrados los alumnos y además podrían seguir jugando pero eso sí, gracias a una serie de juegos realizados por profesionales de la educación que consiguiesen de forma lúdica reforzar contenidos que ya se habían visto en el aula. Aquel blog aún sigue disponible en la dirección http://4pizarro.blogspot.com.es/
2. Hacer un trato con los alumnos
Para aquellos educandos era casi una desgracia que alguien les privase de su libertad en la red, y más aún si encima era el profesor que estaba en practicas. Por eso lo más fácil era hacer un trato con ellos. Les propuse que usasen el blog durante 45 minutos, y los últimos 15 minutos lo dedicasen a lo que ellos quisiesen, eso sí, limitandoles la entrada a páginas con juegos violentos. El primer día les costo asimilarlo pero puedo asegurarles que sorprendentemente el segundo día algunos de ellos ni utilizaron sus "15 minutos de libertad" y continuaron jugando dentro del blog.
3. Exclusividad en la red
Si quería convencer a los alumnos tenía que venderles la moto. Para ello utilizaba frases motivacionales como: "es un blog creado exclusivamente para vosotros", "ya tenéis vuestro propio espacio en la red" o "esto no lo hacen en todos los colegios". Parecerá una tontería, pero para un alumno de unos 10 años la red es algo tan inmenso que sentirse participe de algo dentro de Internet les hacía sentir como aquellos famosos que van a las mejores discotecas y les invitan a la Sala VIP.
En resumen, el resultado fue satisfactorio. Los alumnos cuando llegaban de nuevo a la sala de aula ya no hablaban de como habían matado al profesor, si no de como el nuevo profesor había creado algo "chulisimo". Tanto es así que me vi en la obligación de usar una hora de clase para llevar a todo el grupo a la sala de ordenadores para que probasen aquello de lo que les hablaban sus compañeros. ¿Y adivinan qué?, ni si quiera tuve que enseñarles como se usaba aquel blog, porque aquellos cinco alumnos ya se preocuparon de enseñar al resto de sus compañeros adquiriendo de forma autónoma el título de "embajadores" de aquel humilde blog.
¿Por la opinión de aquel tutor? Ni pregunten, creo que jamás se dio cuenta de lo que había hecho con sus alumnos, aquellos mismos que volví a dejar en manos de aquel señor de más de 60 años que era muy cariñoso pero al que lógicamente le hacía falta una actualización.
Bonita entrada, Álvaro. Pero no lo hiciste durante "Educación para la Ciudadanía", que nunca ha sido una alternativa a Religión. La alternativa ha ido recibiendo diferentes nombres, pero "Educación para la Ciudadanía" ha sido siempre común para todos los alumnos, cursen religión o no. Un saludo.
ResponderEliminarLa verdad que ya me pones en duda, pero casi te aseguro que el libro que aquellos alumnos tenían era de Educación para la Ciudadanía. Me refiero al libro porque como puedes suponer que es lo único que observe de aquella asignatura ya que siempre estaban en la sala de ordenadores.
EliminarTiene un gran mérito lo que hizo Álvaro, que más da si era en Educación para la Ciudadanía o en cualquier otro nombre que tuviera la asignatura. El tema está en que hay muchos profesores que por diferentes motivos han dejado de sentir pasión por su profesión y pasan de todo y las consecuencias las sufren los alumnos.
EliminarNo. Si eso es tan Freudiano... ya sabes.
ResponderEliminarHola Álvaro: me parece muy interesante tu entrada porque refleja una situación habitual. Desde el punto de vista de la gestión emocional tomaste un camino tranquilizador de la emoción y no uno de empatía o gestión de la emoción. Me explico. En lo que se entiende entre líneas, sobre todo cuando hablas de un profesor que "pide a gritos la jubilación", parece entenderse que los alumnos han sufrido bastantes de esos "gritos", y situas esto como el "motivo" para buscar el juego kill the teacher. Desde el punto de vista emocional esto significa que esos alumnos tienen un enfado, no se en que grado, pero da la impresión de que bastante profundo, en relación con el profesor (quizá también con otros). Ese enfado es el que no ha sido gestionado y tu actuación tampoco lo hace. Yo entiendo perfectamente que las conductas pueden ser censurables ( y los juegos en internet violentos pueden estar entre estas) pero los sentimientos no, los sentimientos deben ser aceptados para que la persona lo sea. Y ese sentimiento de enfado de esos alumnos no lo ha sido. No voy a entrar en el modo concreto en que ese sentimiento podía ser gestionado, por no alargar un simple comentario, pero en mi opinión eso es precisamente lo más importante que había que hacer en este caso concreto. Hacerlo hubiera solucionado además el tema de los juegos violentos en internet, de un modo más profundo.
ResponderEliminarHola. Todo lo que contribuya a la formación de la persona, a que se encuentre con su dignidad será válido, útil. Y si le agregamos la dimensión espiritual, será aún mejor.
ResponderEliminarBonita experiencia, considero que habemos muchos docentes que dejamos a los estudiantes que hagan lo que quieran y cuando les toca a otros docentes, le cuesta adaptarlos a trabajar de una forma ordenada, gracias por este mensaje, que cuando uno lee el título se imagina otra cosa.
ResponderEliminarEstimado Álvaro:
ResponderEliminarExcelente trabajo y reflexión. Muy cierta la situación y qué gran manera de canalizar las energías de los alumnos hacia ambientes de aprendizaje más positivos. Te felicito por el blog, ya revisé las actividades, y están muy bien realizadas y elegidas. Muchas felicidades por tu entusiasmo y tu vocación. Ese es el camino para lograr marcar una diferencia en la educación de los niños. Sigue haciéndolo. El mundo necesita maestros como tú.
Myrna Balderas, México.
Buena estrategia y bueno que alguien se preocupe realmente por lo qe puede influir negativamente sobre los estudiantes.
ResponderEliminarA propósito de vocación, creo que ésta es un llamado-es cierto-, pero no a una profesión en particular sino a desarrollarse integralmente como persona y ello es también el sentido de la educación verdadera, así que ambas están intrínsecamente unidas cuando se realizan en profundidad. No basta la instrucción, ni la socialización, sino se requiere una educación que sea verdaderamente liberadora y le permita al estudiante desarrollar su autonomía, su sentido crítico y su responsabilidad, además de su sentido de amor hacia los otros. Así que no es cuestión de edad de los profesores, que algunos tenemos bastante, pero seguimos entusiasmados con nuestra profesión, así como hay jóvenes profesores que lo hacen con algo de hastío o negligencia. De modo que lo que importa es profesores apasionados con la tarea, que sepan despertar en los estudiantes un sentido valioso de la vida y de su belleza.
ResponderEliminar