Anoche viendo los Premios Goya 2014 no entendía porque la gente se quejaba tanto de que el Ministro de Educación y Cultura no hubiese ido a la gala. Es lógico que no fuese porque no estaba nominado a ninguna estatuilla ¿no?.
Bromas aparte, ayer Juan Ignacio Wert se podía haber lucido más que nunca, por eso mi teoría es que hoy está arrepentido de no haber asistido. Desde que es Ministro de Educación, creo que no se ha homenajeado tanto a la figura del profesor en un acto de esta índole. Y desgraciadamente como los actores y actrices son el ejemplo a seguir por la juventud, se necesitan más homenajes de este tipo. De todas formas, siempre he pensado y pensaré que me parece absurdo que un ministro, ya sea de Educación, Economía o Sanidad, represente a todos los españoles sin tener anteriormente ninguna formación previa en el cargo que ocupa.
Como decía, aunque la gala fue para mi la más aburrida en bastante tiempo, me sentí muy orgulloso por cómo se muestra una cierta latencia en la sociedad española en cuanto al respeto a todos los profesionales de la Educación. Y no me refiero a los oportunistas que se apuntan a todas para darle al pico.
Comenzaba una jovencisima Natalia de Molina que con sólo 21 años dedicaba su premio a mejor actriz revelación "a todos los maestros que había tenido en su vida". Dando de está forma valor a todos aquellos que le había ayudado en su educación para estar allí encima subida claramente nerviosa, un acto de humildad de lo más bonito.
Luego otro premio relacionado con la educación, en esta ocasión a la mejor película documental. Titulada "Las Maestras de la República", homenajea a las mujeres valientes y comprometidas que participaron en la conquista de
los derechos de las mujeres y en la modernización de la educación.
Javier Camára afirmaba dedicar el premio de mejor actor protagonista " a todos los profesores de este país". En su película interpreta a un profesor de 83 años que aún sigue en activo y que además estuvo presente en la gala gracias a la invitación de David Trueba, premio al mejor Director, por la misma película, y que también daba sus palabras de reconocimiento a los profesionales de la educación.
Está película no es otra que Vivir es fácil con los ojos cerrados, algo que literalmente hizo ayer nuestro ministro, cerrar los ojos y dar la espalda. Pero si, estoy convencido que está arrepentido. Aunque quizá consiguió lo que quería, estar más presente que nunca sin ocupar sitio. Una conversación con ese profesor de 83 años que allí estaba, le hubiese educado más que estos años de legislatura.
Pero si, estoy convencido que está arrepentido.
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