Hablando de educación, seamos positivos

Nadie osaría decir que en los últimos años la economía española ha mejorado. Y sin embargo sí se dice de la enseñanza sin que casi nadie se escandalice (¡y los sindicatos de la enseñanza y las asociaciones de padres y madres menos que nadie!). A lo mejor esto cambiaba un poco si los ciudadanos se desayunaran todas las mañanas con noticias como las siguientes:

- Evolución del porcentaje de jóvenes entre 20 y 24 años con bachillerato o FP (el objetivo de Lisboa era alcanzar el 85% en 2010):
lisboa
Unión Europea: 76,6 (2000); 78,5 (2008)
Francia: 81,6 (2000); 83,4 (2008)
Italia: 69,4 (2000); 76,5 (2008)
España: 66,0 (2000); 60,0 (2008)
Jóvenes entre 20 y 24 años sin bachillerato ni FP en 2008 (el objetivo de Lisboa era el 15% para 2010):
Unión Europea: 21,5%
España: 40%
Diferencia España/UE: 186%
Resultados de los jóvenes españoles de 15 años en las pruebas internacionales homologadas (PISA) de 2006:
Ciencias: significativamente por debajo de la media de la OCDE.
Comprensión lectora: significativamente por debajo de la media de la OCDE.
Matemáticas: significativamente por debajo de la media de la OCDE.

¿Cree alguien que si se divulgaran estos indicadores sería posible que un Ministro de Educación presentara un documento en el que se habla de “continuar mejorando la calidad de nuestra educación” y se afirma que “nos encontramos en condiciones de dar pasos en la dirección de lograr que el horizonte sea que, en la práctica, esté escolarizada toda la población hasta los 18 años”? Creo que sonaría tan a tomadura de pelo como si la Ministra de Economía se destapara con una propuesta para “continuar mejorando” nuestra economía en la que se dijera que estamos “en condiciones de dar pasos en la dirección de lograr” el pleno empleo.

Claro que la educación cuenta con otra desventaja. En una economía globalizada, y más entre países que comparten una moneda, los males de unos repercuten gravemente en los otros y, lógicamente, si uno se empeña en negar la evidencia, no tardan mucho los demás en llamarlo al orden. Sin embargo, que en un país los indicadores educativos se desplomen a los demás les da exactamente lo mismo, así que nuestros responsables políticos pueden seguir ocultando o maquillando las cifras sin que los demás gobiernos se vean en la necesidad de sacarnos de nuestras ensoñaciones.

- Termino con una última comparación sobre los jóvenes entre 20 y 24 años sin estudios de Bachillerato ni FP y sin empleo en España y la UE:

Begoña2

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